...está el mundo lleno.
Bueno, no faltando ni un ápice a mi amoral estilo de bloggismo, he decidido inspirarme/fusilar el espíritu del carrusel blogero y dedicar esta entrada a mi opinión sobre una parte muy particular de la afición rolera. Leía en el maravilloso blog que es "Nexo de caminos" su
entrada acerca de dicha afición y, aunque estoy de acuerdo en el 98% de sus conclusiones, he decidido aportar mi opinión personal con ese gracejo y educación que me caracteriza. Como carrusel rolero ya está cogido, a ésta maravillosa idea (TM) que he tenido le llamaré "
El trenecito rolero".
Pero no nos apresuremos. Vamos a comenzar ilustrándonos acerca del significado de la palabra "manporrero" , asumiendo que a estas alturas de la vida todos sabemos el significado de la palabra "puta", aunque a alguno de los espécimenes de los que voy a hablar más abajo, estas esmeradas señoritas no les dejen acercarse ni con fajos de 500 en la mano.
mamporrero.
(De mamporro).
1. m. Hombre que dirige el miembro del caballo en el acto de la generación.
2. Un sinónimo de este término es el de alzapollas. Se utiliza, sobre todo en Andalucia. Y significa lo mismo; es decir, el hombre o la mujer que ayuda al caballo a penetrar a la yegua en la monta. Por otra parte, se utiliza de manera despectiva para designar a la persona que es pelota, lameculos, etc del jefe.
Ahhhh, que palabra tan maravillosa y práctica a la hora de mentar algunas de las particularidades del mundillo que nos rodea. Diré más, creo que solo le va a la zaga al termino "rebañaesfínteres ", genialmente acuñado por nuestro amigo Avatar en su momento. Pero vamos a lo nuestro.
Como todos a estas alturas de la película (que creíamos de amor y va a ser de sodomía dura) nos habremos dado cuenta ya, el panorama rolero español, tanto profesional cómo aficionado, se asemeja más al patio de un peligroso instituto neoyorkino que a un jardín agradable y pacífico. Existen bandas, auto proclamados mesías, putas y mamporreros. ¿aficionados normales y comunes, de los de toda la vida? si, los hay, pero por poco beligerantes, hoy vamos a dejarlos a un lado.
A mi -particularmente- en el rol siempre me ha hecho gracia el sistema de filias y fobias entre el que nos movemos. Somos 4 gatos mal contados y, aun así, nos afanamos en encumbrar dioses y quemar herejes, lamer unos agujeros y maltratar otros. Señores, en lo profesional, del rol no se vive, y en lo particular, no solo se vive del rol. En algún punto del camino se nos ha olvidado que ésto no es más que ocio. Hemos/han perdido el norte, el sur y hasta las bragas. Por hacer un símil que resulte de nuestro agrado, en el panorama actual ignorar (o satanizar) los productos de una editorial en particular es cómo en medio de un apocalipsis zombi matar a la única mujer que queda sobre la tierra porque no nos gusta su cháchara, vaciar el deposito de combustible de nuestra nave en medio de la nada porque no nos gusta cómo huele u otras acciones descerebradas de similar cuño.
Muy unido a éste tipo de actitud (que no aptitud) se encuentra el primer espécimen de la fauna rolera que vamos a analizar hoy: el mamporrero. El mamporrero, fiel a lo que su nombre indica, es el aficionado que, una vez elegido un bando u otro (cómo vaciar una botella de fanta limón perdidos en el desierto porque no nos gusta como sabe, vamos), se dedica a manosear con gran gozo y alborozo pollas ajenas (unos lo hace de forma más virtual que otros) mientras alaban TODO lo que su amada editorial de referencia les vierte en la nuca. No importa que ésta incurra en mala praxis editorial, se ría de él de forma más o menos abierta o le estafe con los precios. En esta relación endogámica, a la par que negativa para el rol patrio, uno abre la boca (mamporrero) y el otro inserta (editorial).
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Ejemplo típico de mamporrero... |
Otra reseñable virtud del mamporrero se da a nivel genético pues todo buen representante de éste tipo de aficionado a sido cruzado, en algún momento de su vida, con un perro de presa. No solo es fiel y obcecado, si no que ataca a los -reales o imaginarios- enemigos de su amo. Me imagino que el alto nivel de semen en sangre del mamporrero le impulsa a elevar a dogma todas las neuras de su amo y con fe ciega muerde manos a diestro y siniestro, sin reparar en bilis y espuma. Manos que no pretenden sino ofrecerle alternativas de ocio a su droga habitual. Muy triste, señores, muy triste.
Llegados a este punto me ahorraré ejemplos -tanto de aficionados como de editoriales- que se ajustan al perfil de alzapollas. Y lo hago por educación, no por falta de ejemplos.
Ya que hemos calentado, me parece buen momento para analizar al segundo tipo de espécimen rolero del que voy a hablar hoy: la puta. Yo, Alberto Fernández, pertenezco (aparentemente) a éste segundo grupo, lo cual constata que hablo con cierto conocimiento de causa.
El primer punto que distingue a la puta del mamporrero es qué, mientras que el segundo nace o se hace, al primero lo hacen. Si señores, uno no se vuelve puta porque quiera, le vuelven puta los que lo juzgan. Las condiciones para entrar en el selecto (aunque últimamente abarrotado) grupo de las putas son muy simples:
- A) Haber creado rol de forma gratuita, para el disfrute general, y en algún momento del camino haber sido seducido por el lado oscuro de la fuerza, por los engranajes de la industria rolera que mueve miles de millones de dolares solo en nuestro país, y pretender cobrar algo (unos lo hacemos en blanco, otros lo harán en negro) por nuestro digno (mucho decir en algunos casos) trabajo.
- B) Defender que la situación arriba expuesta es lo normal en toda industria y que cobrar por un trabajo es lo lógico. Argumentar que todo este tema económico, además, no solo hace más que dignificar el producto y a quienes en él intervienen, es un peligroso agravante.
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Típico escritor de rol remunerado disfrutando de una de sus inofensivas aficiones |
Si nos ceñimos ha las dos condiciones arriba expuestas podréis comprobar que la población de putas crece de forma más o menos constante, aunque su depredador natural, el mamporrero, la mantiene estable. De éste segundo tipo podría poner muchos ejemplos aparte del propio, pero muchos son amigos míos y no es cosa de poner nombres y apellidos ajenos a disposición pública, por si las moscas, ya sabéis.
Sería interesante analizar las razones que llevan a algunos aficionadas a despreciar a otros en el momento en el que éstos pasan a estar en nómina de una editorial. ¿Envidia? No será por el sueldo. ¿Aspiraciones no logradas? Puede darse algún caso. ¿querer que el rol sea una comuna en la que todos nos arrastramos con una sonrisa en la boca por el mismo barro? Ya lo es, ¿o no?. En todo caso cabe resaltar que la mera existencia de la puta es un importante marcador del estado de insalubridad de nuestra afición. No importa cuanto hinchemos la dichosa burbuja dorada, por el momento un montón de marcas púrpuras van a afear su superficie.
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Aspecto actual de la tan cacareada burbuja dorada rolera |
Por hoy va a tocar despedirse de vosotros, acérrimos lectores, pero prometo ampliar vuestro conocimiento (o refrendarlo) acerca de más arquetipos de rolero para que podáis usarlos en vuestras partidas, o ciscaros en sus madres, a vuestra elección.